"Un amante apasionado ama hasta los defectos de la persona a quien ama." Molière (1622-1673). Dramaturgo francés
Mis
primeros intentos como bloguera - bueno en blogger porque tuve mi historia con MySpace ;-)- fueron hace unos 5 años cuando me llené de inspiración por la serie Dr. House de la cual me
confieso –aunque no creo en el amor a primera vista- una total enamorada desde
la primera vez que lo vi. Pero amé
ciertamente lo que vi pues estaba en la TV, pero lo que vi no sólo fue lo
externo, es más nada de lo externo me importó, yo amé definitivamente a House
por cómo era no por cómo lucía. Creo que cada vez lo adoré más porque además de ser House tan súper genial en todo sentido, a pesar de escudarse en esa dura coraza, él está también tan necesitado de ser reparado como todos esos pacientes que trata, pero en el caso de él en áreas más allá de la salud física, aunque en ésta también por lo de su pierna.
Recuerdo
que el primer capítulo que vi de Dr. House fue allá por el año 2007 cuando la
serie ya tenía unos dos años al aire, pero a falta de cable yo no la conocía, mas
tuve la suerte de cambiarme de trabajo y en el nuevo colocaron un televisor en
el comedor donde en horas del mediodía mientras degustaba mi almuerzo, me topé
con ese amor.
El
capítulo que vi era el cuarto de la segunda temporada llamado "TB or Not TB" y lo
que vi del mismo esa vez fue sólo el final, en una escena donde House comenzó a mostrarme
la sarcástica sutileza de su carácter. En la escena en cuestión él pisaba con
su bastón a una mujer para que la misma sintiera pena por él al ser un cojo y
olvidara su deseo de quejarse del Dr. House, pues ella desconocía que ese que
la pisaba era precisamente Dr. House. Incluso logró que la mujer a la cual él
pisó, dijera que fue culpa de ella misma que House la tropezara. Desde ese momento Dr. House
entró en mi vida para quedarse por siempre. Bueno, yo tengo esa característica en general y más con las personas que amo, las personas -y en el caso de House, los
personajes- que entran en mi vida nunca salen, porque aunque no esté yo con ellos ni ellos conmigo, sí que están en mi mente y corazón.
En
fin, el intento de blog de hace unos 5 años fue fallido porque entre el trabajo y
demás responsabilidades nunca saqué el tiempo para dedicarle al blog, el cual cree
y todo y le generé incluso un par de entradas. Hace un tiempo de hecho eliminé dicho
blog porque cambié mi cuenta de Gmail.
Pero
hoy día la inspiración la llevo a flor de piel en momentos como los que estoy viviendo por una musa que es excelsa justo en estas situaciones. Y aunque la inspiración de esta musa procede de la soledad y los
afectos o más bien, los desafectos, de todos modos se constituye en un
catalizador que contribuye y aprovecho para envolverme de nuevo en el
desarrollo de esta empresa, donde le ofrezco un pequeño tributo a ese
maravilloso personaje, el Dr. Gregory House, que tanto me hizo compañía a lo
largo de todos estos años, cuando la compañía real se me hizo tan esquiva.
Ya
hace dos años que la serie Dr. House salió
del aire tras su octava temporada. Deseaba mucho que no terminara y aunque
Hugh Laurie dijo alguna vez que la serie terminaría cuando no tuviera
audiencia, tengo la certeza de que esa no fue la razón para el fin de Dr. House.
Espero
esta vez sí -si Dios y lo que me queda de vida me lo permiten- realizar ese
recorrido por cada episodio de la serie, deconstruyendo, a la usanza de la
deconstrucción propuesta por el filósofo francés
Jacques Derrida (1930-2004), salvando las distancias porque aparte de que soy
una humilde y simple ciudadana del mundo lejana a la filosofía e
intelectualidad de un personaje como Derrida y lejos de sus elementos de análisis, también porque aunque comulgo con el
pensamiento postmoderno en tanto es tan abierto a las posibilidades y lejano a
la intolerancia y discriminación, creo que mi mente y mis valores no son tan
abiertos como para deconstruir a House en una forma postmoderna radical,
pero propondré al menos mi humilde perspectiva en una deconstrucción digamos light ;-).
Estas fueron las primeras palabras
que oí de House y que aunque parecen tan amables y normales, están llenas de su peculiar sarcasmo: “Oh, my goodness, are you okay?“. ("Oh Dios mío, está bien?").
photo credit: BossPetta!! via photopin cc
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